Berlín en 22 paradas cargadas de Historia

Pasear por Berlín es tropezar con la Historia a cada paso. En ocasiones, literalmente. Una parte de la Historia muy joven, sin llegar a centenaria, y muy cinematográfica. Recreada en el cine de mil maneras, desde “Alemania, año cero” a “Good bye, Lenin”.

En sus calles confluyen cuatro tiempos históricos: el nacionalsocialismo, la República Democrática Alemana, la República Federal Alemana y la Alemania reunificada. Y la ciudad ha sabido utilizar el espacio público para que no los olvidemos. Por eso este recorrido por Berlín en 22 paradas con mucha Historia, donde no están todas las que son, ni son todas las que están.

berlín

1. Neues Museum

En uno de los meandros del río Spree, que cruza Berlín, el caprichoso curso de las aguas aísla un pedazo de tierra, conectado con el centro por dos puentes, que hoy es la impresionante Isla de los Museos (Museumsinsel). Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1999, aloja cinco edificios construidos entre 1824 y 1930 para convertirse en “un refugio de las artes y las ciencias”, según el deseo de los monarcas Federico Guillermo III y IV.

Isla de los Museos

En plena fase de un proceso de ampliación, es difícil elegir cuál o cuáles de ellos visitar para no sufrir un episodio agudo del síndrome de Stendhal. Nosotros nos inclinamos por el Pérgamo, en obras actualmente, y el Neues Museum.

Neues Museum

La restauración de este último edificio, llevada a cabo por David Chipperfield, ganó en 2011 el premio de arquitectura Mies van der Rohe 2011, que concede la Unión Europea. La intervención del británico Chipperfield logra aunar el pasado con el presente en una sorprendente mezcla de arquitectura contemporánea, restauración y arte. La exposición museística es un prodigio de elegancia, especialmente en el caso de la estrella indiscutible del Museo Neues, la bella Nefertiti. Las audioguías y la parte explicativa dejan mucho que desear. En cualquier caso, desde hoy se ha convertido en uno de mis museos favoritos.

Neues Museum

Neues Museum

Recomiendo visitar la web de David Chippperfield, que muestra fotografías del edificio restaurado y también de su situación previa, prácticamente en ruinas tras ser bombardeado con saña durante la II Guerra Mundial.

2. Hamburger Bahnhof

Los museos de arte contemporáneo son otra de mis debilidades y, cuando viajo a una ciudad, procuro visitar uno si cuenta con él. Esta vez era difícil elegir porque en la capital alemana existen 365 museos e innumerables galerías. Hubo que descartar el bunker con la Boros Collection porque no había entradas y optamos por Hamburger Bahnhof, pese a que no teníamos mucha información sobre él. Y no nos decepcionó.

El Museum für Gegenwart (en castellano, «museo del presente») merece una visita por tres razones: por el espacio en sí; por su colección, con obras de Andy Warhol, Robert Rauschenberg, Roy Lichtenstein, Anselm Kiefer y Joseph Beuys; y por las exposiciones temporales.

Hamburger Bahnhof está en una antigua estación del siglo XIX, de la que se conserva un gran vestíbulo con estructura de hierro, que como muchos otros edificios en Berlín vivió un paréntesis tras la II Guerra Mundial. Con la división de la ciudad, el edificio quedó en el límite de paso del muro y permaneció sin actividad desde 1945 a 1984. En la década de los 90 fue restaurado y se abrió nuevamente como museo (ya lo fue con anterioridad). Hoy forma parte de la red de museos estatales de Berlín.

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Cuando lo visitamos (en octubre de 2017) albergaba una fantástica exposición de Rudolf Belling, un autor totalmente desconocido para mí pese a ser uno de los más importantes escultores alemanes del modernismo. Creador de interiores, escultura arquitectónica, fuentes y monumentos públicos y los primeros maniquíes realmente modernos, fue todo un descubrimiento.

Hamburger Bahnhof

3. Estaciones fantasma

Para aprovechar bien el tiempo, decidimos apuntarnos a una ruta de la compañía Sandeman (yo las había probado anteriormente en Dublín y me parecieron entretenidas). Elegimos un tour sobre el muro porque a medida que íbamos recorriendo la ciudad, era difícil entender su dimensión. Guiados por la amable Cristina, nos adentramos en un momento de la Historia con muchas luces y sombras. Personalmente me impresionaron el Palacio de las Lágrimas, llamado así porque era el lugar de las despedidas; y la estación fantasma de Nordbahnhoff.

Estación fantasma

En agosto de 1961, el cierre de la frontera convirtió a Friedrichstrasse de estación de paso a estación terminal y paso fronterizo para viajeros de ambos sectores de Berlín. En el Palacio de las Lágrimas, una interesante exposición recrea la historia del muro. Aún conserva el pabellón para los trámites al cruzar la frontera, lo que ayuda a imaginar las situaciones que se vivieron en aquel lugar. Cerrar los ojos y revivir lo que nos han contado tantas películas sobre el Telón de Acero es todo uno.

Todos los medios de transporte que aún comunicaban ambos lados de Berlín fueron detenidos. Sin embargo, las líneas S-Bahn y U-Bahn de Berlín occidental que circulaban bajo Berlín Este siguieron funcionando sin detenerse en las estaciones orientales, que quedaron como estaciones fantasma.

La guía nos llevó en metro hasta Nordbahnhof. Allí, con la división, siguieron circulando los trenes, que hacían el trayecto lentamente, pero nunca paraban. En las estaciones estaban apostados vigilantes armados rusos al amparo de una luz mortecina y, antes de iniciar el recorrido, en el metro se advertía por el altavoz: ¡Última estación en Berlín Oeste!

Se convirtió en una estación fantasma y (¿gracias?) a ello, hoy conservan incluso la señalización de la época previa a la II Guerra Mundial, con las letras góticas tan características del periodo nazi.

En los alrededores de la estación Nordbahnhof, pervive un segmento del muro de 900 metros de longitud, el más largo. La denominada “Franja de la muerte”, el espacio comprendido entre los dos muros que realmente se levantaron, se ha convertido en un área conmemorativa donde conviven restos de antiguas torres de vigilancia con la Capilla de la Reconciliación y viviendas nuevas de aspecto innovador.

Muro de Berlín

En todo caso, es una excelente manera de recordar y aprender del pasado, que emerge en medio del presente.

4. Memorial del Holocausto

El arquitecto del Memorial a los Judíos Asesinados en Europa, Peter Eisenman, dijo que

“El holocausto es de tales proporciones que todo intento de representarlo mediante recursos tradicionales es tarea inevitablemente inútil (…) Nuestro monumento intenta crear una nueva idea de la memoria que se diferencie claramente de la nostalgia”

Memorial del Holocausto

Al internarse en el laberinto formado por 2.711 bloques de hormigón, de 2,38 metros de largo por 0,95 de ancho y con alturas variables, uno tiene sensación de inestabilidad, opresión, claustrofobia y desorientación, la misma que debieron experimentar los judíos asesinados en los campos de concentración.

5. Bundestag

Especialmente recomendable es la visita al Reichtag, el Parlamento alemán, que puede solicitarse previamente por internet de manera fácil y rápida. No en vano es uno de los parlamentos más visitados del mundo. Entre el personal del Servicio de Visitas, muchos hablan español.

Además de ver la fachada neorrenacentista de este histórico edificio desde la gran pradera situada frente a él, el gran atractivo de esta visita es subir a la azotea del Reichstag y acceder a la gran cúpula de cristal diseñada por el prestigioso arquitecto Norman Foster.

Bundestag

La transparencia fue una de las premisas básicas del proyecto de Foster, que diseñó un único acceso al edificio para políticos y el público en general. Además, desde la primera planta es posible observar a través de un cristal las sesiones del Parlamento. Al pie de la cúpula, un sencillo recorrido por la historia del edificio revela algunas imágenes que uno debe grabarse en la pupila.

Bundestag

Para los menos interesados en el aspecto simbólico-político, ascender las rampas de acceso a la cúpula te ofrece una vista de 360º de Berlín realmente espectacular.

6. Teatro Volksbühne

El Teatro Volksbünhne (Escenario del Pueblo) fue el primer teatro moderno de la ciudad y durante la etapa soviética se volcó en llevar el arte a las clases trabajadoras. Ya su construcción entre 1913 y 1914 se debió a un movimiento popular.

Tras la reunificación de Berlín, el director teatral Frank Castorf dirigía este teatro centenario con su estilo izquierdista, excesivo, controvertido y rompedor. Apodado por unos El Terrible, para otros su teatro es enervante y tedioso. Él mismo dijo una vez:

“Mi trabajo es un atentado contra lo aprobado”

El Volksbühne ha asistido al cambio experimentado por el barrio de Mitte tras la caída del muro, primero ocupado por la contracultura, expulsada después pasto de la gentrifricación. Castorf, su director desde 1992, se mantuvo fiel al espíritu originario hasta que fue sustituido por el belga Chris Dercon, antiguo responsable del museo londinense Tate Modern.

Teatro Volksbühne

Unos días antes de nuestra visita, un grupo de artistas activistas organizó una “representación” especial a lomos de una furgoneta aparcada a sus puertas: la ocupación del teatro. Protestaban por la deriva “comercial” que está tomando la programación en busca de un aumento de espectadores.

Pero probablemente la polémica en torno a este teatro trasciende el mundo artístico y cultural y se asienta sobre la idea de qué tipo de ciudad quieren los berlineses. “¿A quién pertenece la ciudad?”. Una pregunta que también nos empezamos a plantear en algunas ciudades españolas.

7. Postdamer Platz

En tierra de nadie tras la división de Berlín, la Postdamer Platz de hoy es un experimento urbanístico.

A mediados de los noventa, caído el muro, el gobierno de la ciudad decidió devolver a la plaza parte de su antiguo esplendor. Convocó a arquitectos de renombre internacional para que aportaran ideas para una nueva zona que debía asumir funciones de ocio, compras, instituciones públicas y sociales.

La Postdamer Platz resultante es un conglomerado de rascacielos carente de toda escala humana donde proliferan restaurantes y centros comerciales. Ninguno de ellos me llamó especialmente la atención, salvo el Sony Center y su carpa futurista, obra del arquitecto Helmut Jahn.

Postdamer Platz

Aunque pasa desapercibido bajo los gigantescos edificios, Berlín puede presumir de su Paseo de la Fama, donde han sido inmortalizadas las grandes estrellas del cine alemán de todas las épocas, como Fritz Lang o Marlene Dietrich. Muy cerquita, el Berlinale Palast recibe cada año al mundo del cine durante el Festival de Berlín.

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La convulsa historia de Berlin ha dejado huellas sorprendentes de otras épocas también en la megacomercial y faraónica Postdamer Platz, donde se conservan restos de un antiguo hotel, el lujoso Esplanade, vestigio de lo que en el pasado fue esta plaza para los berlineses de clase alta.

Postdamer Platz

8. Führerbunker

Berlín conserva muchos restos del pasado, aunque algunos de ellos requieran un poco de nuestra imaginación. Es el caso del bunker donde Hitler vivió sus últimos días junto a Eva Braun, y donde juntos se suicidaron.

No queda nada de él a la vista, y los restos que algunos dicen que existen, están sepultados y ocultos bajo un pequeño espacio verde en medio de edificios comunes y de un aparcamiento al aire libre para los vecinos. Es fácil pasar sin verlo, apenas señalado por un par de paneles.

Führerbunker

Imagino que la discreción obedece al temor porque el lugar pudiera convertirse en un punto de peregrinación y culto para los nostálgicos del nazismo. Supongo que tampoco sea casual que esté a unos metros del Monumento al Holocausto, muy cerca también de la emblemática Puerta de Brandemburgo.

9. Check Point Charlie

Check Point Charlie, el más famoso de los pasos fronterizos entre Berlín Este y Oeste, es un paraíso para los cazadores de selfies. Lleno como está de turistas y carteles publicitarios, y rodeado de tiendas de recuerdos y restaurantes, incluida una popular cadena norteamericana de hamburguesas, cuesta encontrarle atractivo. Al parecer, los berlineses lo apodan “Disneyland de Berlín”.

Yo me quedo con esta imagen, aunque también sea una réplica, ya que algunos elementos originales fueron destruidos y otros están en el Allied Museum.

Check Point Charlie

10. La “Librería Vacía” de Bebelplatz

El 10 de mayo de 1933, poco tiempo después de alcanzar el poder, los nazis, comandados por su ministro de Propaganda Joseph Goebbels, quemaron más de 20.000 libros en Bebelplatz.

Delimitada por los imponentes edificios del Teatro de la Ópera de Berlín, la Catedral St. Hedwigs, el hotel Roma y la Facultad de Derecho de la Universidad Humbold, es una plaza triste, fría, hasta un poco desolada frente al transitado bulevar Unter den Linden.

Si caminas hacia el centro de la plaza por la superficie adoquinada, encuentras una pequeña trampilla acristalada que tapa la entrada a un sótano. Al mirar hacia el interior, descubres cuatro paredes cubiertas de estanterías blancas de un hiriente color blanco, que resalta la ausencia de libros, de objetos. Es la “Librería vacía», obra del escultor judío Micha Ullman, cuyos padres emigraron de Alemania a Israel precisamente en 1933, que recuerda el estremecedor suceso que sería preludio de una de las mayores atrocidades de la historia.

Librería Vacía en Bebelplatz

Sientes una punzada en el corazón al verla unos días después de que la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) entrara en el Parlamento alemán como tercera fuerza política.

11. Inteligencias en la Universidad Humboldt

Dejando a nuestra espalda la Bebelplatz, cruzamos Unter den Linden, para abrazar la inteligencia frente a la barbarie. Allí está uno de los edificios de la Universidad Humboldt, la más antigua de Berlín y modelo para las universidades modernas.

Por sus aulas han pasado 29 premios Nobel y pensadores de la talla de Schopenhauer, Walter Benjamin, Albert Einstein o Karl Marx, de quien se reproduce una frase en la escalinata principal.

Todos ellos tienen un retrato en el primer piso, una galería visible que debería ser la envidia de cualquier institución educativa. Salvo por un detalle: las mujeres científicas que estudiaron o enseñaron en la Humboldt también tienen su galería, pero en los pasillos laterales, como si su papel fuera secundario.

Universidad Humboldt

Separadas de sus colegas están figuras como Elsa Neumann, primera mujer en obtener un doctorado en la Universidad Humboldt de Berlín; Lydia Rabinowitsch-Kempner, pionera de la microbiología; o Lise Meitner, toda una celebridad después de la II Guerra Mundial a la altura de Eleanor Roosevelt, que hoy resulta prácticamente desconocida.

12. «Stolpersteine»

Tropezarse con la historia es fácil en Berlín. Los “Stolpersteine” (en alemán, piedra en el camino) son los responsables. Son adoquines de bronce colocados en las aceras frente a las casas de las personas, principalmente judías pero también homosexuales, gitanas u opositores políticos, que fueron arrestadas o asesinadas por el régimen nazi.

Las primeras 50 las colocó hace 20 años el artista Gunter Demnig de forma ilegal en el barrio berlinés de Kreuzberg y hoy hay más de 60.000 repartidas por una veintena de países europeos.

“Stolpersteine”

“Stolpersteine” se ha convertido en el monumento conmemorativo descentralizado más grande del mundo que podría llegar también a España, en concreto a Madrid. Sería una buena forma de hacer pedagogía a pie de calle.

13.Prenzlauer Berg

Durante nuestra estancia en Berlín nos alojamos en Prenslauer Berg, que en tiempos de la RDA fue un barrio contracultural donde se instalaron muchos opositores al régimen comunista, y que hoy es una zona en la que viven jóvenes profesionales acomodados con sus familias.

Un barrio gentrificado, lleno de patios comunitarios, talleres de cerámica para niños, bicicletas a la puerta, terracitas cucas con buen tiempo, calles elegantes y empedradas que han recuperado su esplendor de la mano de inversores inmobiliarios.

Para los visitantes, una zona perfecta para alojarse, tranquila, con encanto y bien comunicada con el centro, que no está muy lejos.

Merece la pena pasear sin rumbo por sus calles arboladas y visitar el pequeño cementerio judío o el Kulturbrauerei, una fábrica de cerveza del XIX reconvertida en centro cultural y de ocio. Los jueves, el mercadillo de productos ecológicos en torno a la plaza Kollwitz. Y cualquier noche, probar los deliciosos blinis y wareniki del restaurante ruso Pasternak.

14. Los siempre polémicos Marx y Engels

“Los Pensionistas”. Así se refieren los alemanes del Este a las esculturas de Karl Marx y Friedrich Engels que adornan la plaza Marx-Engels-Forum, porque es verdad que tienen aspecto de apacibles jubilados.

Estas figuras de Marx (sentado) y Engels (en pie), filósofos socialistas y autores del Manifiesto Comunista, se instalaron en 1986, tan sólo tres años antes de la caída del muro. Con la reunificación del país, no han estado libres de polémica, suscitando controversia entre quienes creen que deben desaparecer de la ciudad y quienes prefieren conservarlas, alegando el peso de ambos en la historia del pensamiento universal. De momento, esta última postura es la que ha prevalecido y las estatuas son hoy una atracción turística. Mucha gente se sienta en las rodillas de Marx para hacerse una foto. Otros, como Marta Bermúdez, ella sí pensionista, se colocan a su vera.

Marx, Engels y Bermúdez

15. Sol y tumbonas junto al Spree

Quizá el Spree no tenga el glamour del Sena o el Támesis, pero los berlineses han sabido sacarle partido. En sus orillas se han instalado playas artificiales con arena, bares y tumbonas, como en el parque James Simon (llamado así en honor del filántropo que donó el busto a Nefertiti al Neues Museum), justo enfrente de la Isla de los Museos y la Berliner Dom. Nosotros lo descubrimos por casualidad al atravesar un pasadizo desde el Monbijou Park. Las sorpresa no pudo ser más placentera.

Tumbonas frente al Spree

16. Archivo de la Bauhaus

Llegamos al Archivo Bauhaus con poquito tiempo para visitarlo, así que recorrimos el exterior del edificio, situado junto al río y muy cerca de la sede de la Unión Demócrata Cristiana de Alemania (en alemán Christlich Demokratische Union Deutschlands, abreviado CDU), el partido de Ángela Merkel.

El edificio fue diseñado por el Walter Gropius, fundador de la Bauhaus, uno de los movimientos arquitectónicos y artísticos más influyentes en la arquitectura moderna, aunque murió sin verlo terminado. Personalmente no es de los que más me gustan, prefiero a Mies van der Rohe. En 2019, con motivo del centenario de la fundación de la mítica escuela de diseño, arquitectura y arte, las instalaciones de Gropius se ampliarán con un nuevo edificio.

Archivo Bauhaus
Al descubrir que la exposición temporal estaba dedicada al británico Jasper Morrison, uno de los diseñadores industriales con mayor proyección internacional, nos decantamos por ella. Muebles, utensilios de cocina, vajilla y lámparas para reconocidas compañías como Alessi, Muji, Rosenthal y Vitra, a zapatos para Camper, relojes, teléfonos móviles y hasta un tranvía para la ciudad de Hanover.

17. Antiguo Cementerio Judío

En la calle Grosse Hamburger Strasse, en barrio de Mitte, se puede visitar el Antiguo Cementerio Judío de Berlín, el primero de la capital germana. En el Jüdischer Friedhof, que fue destruido por la Gestapo poco después de empezar la guerra, apenas hay lápidas en pie, salvo la del filósofo Moses Mendelssohn. Un manto verde de vegetación cubre la tierra dando al lugar un aspecto triste y umbrío, bello pero escalofriante.

Antiguo Cementerio Judío

A la entrada, un grupo escultórico recuerda a las víctimas de las deportaciones nazis, y junto a una estrella de David, un montón de piedrecitas rememoran la tradición judía de depositar guijarros sobre las lápidas en señal de visita.

En esa misma calle, varios de los edificios aún conservan las marcas del bombardeo aliado durante la II Guerra Mundial.

18. Centro Conmemorativo de la Resistencia Alemana

El 20 de julio de 1944 fueron ejecutados los implicados en el golpe de estado contra Adolf Hitler en el patio central del complejo de edificios llamado Benderblock, que entonces era la Oficina de la Marina de Guerra del Reich. En el lugar donde los protagonistas de la denominada Operación Walkiria perdieron la vida se alza hoy el monumento conmemorativo de la resistencia alemana (Gedenkstätte Deutscher Widerstand).

Centro Conmemorativo de la Resistencia Alemana

Al entrar en el patio un hombre desnudo recibe al visitante, que puede leer una placa colocada en el suelo con esta leyenda:

No soportaron la vergüenza.

Resistieron.

A costa de sacrificar sus apasionadas vidas por la libertad, la justicia y el honor”

Algunas escenas de la película «Valquiria», que cuenta el complot del grupo de ocho altos mandos del ejército alemán, fueron rodadas en este memorial.

19. Iglesia Kaiser Wilhem

La iglesia Kaiser Wilhelm no fue un edificio de especial importancia hasta que quedó destrozada por las bombas de los ataques aliados durante la II Guerra Mundial. En los años 50, amenazada de ruina, se hicieron planes para su demolición, pero los berlineses se opusieron con fuerza.

Iglesia Kaiser Wilhem

Su peculiar aspecto de castillo derruido le da un encanto muy especial en medio de una calle comercial llena de neones, modernos edificios acristalados, tráfico intenso y multitudes consumistas.

20. Tren S-Bahn

Si pasas en Berlín unos días, acabarás por coger el tren S-Bahn, el tren urbano de superficie, rápido para acceder a puntos neurálgicos, y al no ser subterráneo, te permite seguir viendo la ciudad mientras te desplazas. Casi igual de atractivo que el tranvía.

S.Bahn

21. Fundación Helmut Newton

El Museo para la Fotografía y la Fundación de Helmut Newton conviven en un precioso edificio neoclásico, antiguo casino de la fortificación de la frontera, y se reparten las plantas.

Las dedicadas a la colección permanente de Newton, que donó sus obras a la ciudad de Berlín, son un paraíso para los aficionados a la fotografía de este autor. Además de una recreación de su estudio, pueden verse muchas de las icónicas imágenes que publicó en revistas como Elle y Vogue. En la deslumbrante escalera principal te reciben cinco desnudos de modelos despampanantes nada políticamente correctos.

22. Parque Tiergarten

Este parque, pulmón verde en una ciudad plagada de espacios arbolados y jardines, se ha incorporado a mi historia vital no por su belleza asilvestrada, sino porque en él Ángel y yo nos hicimos nuestras primeras fotos de recién casados, rodeados de troncos, canales y vegetación.

Parque Tiergarten

y adiós a Berlín

El sábado en que nos despedimos de Berlín amaneció nublado, algo ventoso, otoñal ya. Dijimos adiós… o mejor, hasta pronto.

Berlín en otoño

«No tienes ni idea de lo hermoso que eres, Berlín…»

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Violeta González Bermúdez

Periodista especializa en innovación y tendencias, con más de 20 años de experiencia en comunicación. Fundadora de Ultravioleta, una social media boutique. ¿Quieres trabajar conmigo? Mira las soluciones que ofrezco.

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